Siglo XIX: Realismo y Naturalismo
El Realismo es una corriente
estética de las artes que se da en toda Europa en la 2ª mitad del siglo XIX y
que tiende a la representación de lo
real y lo concreto, evitando cualquier tratamiento idealizador o subjetivo.
Si el Romanticismo buscaba la fuente de inspiración en el mundo interior
(intimismo, subjetividad, sentimentalismo, evasión...), el Realismo intenta reflejar la realidad externa de
forma objetiva y despersonalizada por medio de la observación y la
documentación. Para ello utiliza como género principal la novela.
Stendhal: “novela:
espejo que se pasea por un camino real. Tan pronto refleja el cielo azul como
el fango de los cenagales del camino. El hombre que lleva el espejo será
acusado por vosotros de inmoral. ¡El espejo refleja el fango y acusáis al
espejo! Acusad más bien a la carretera en que está el cenagal, o mejor aún, al
inspector de caminos, que permite que el agua se encharque y lo forme”.
Para el triunfo del Realismo tienen importancia fundamental las
transformaciones sociales que se van produciendo a lo largo del siglo XIX y
que traen como consecuencia el ascenso de la burguesía, que se confirma como
clase dominante. La novela realista está vinculada
a un público burgués, cansado del sentimentalismo y del idealismo
romántico, demanda temas más cercanos a su entorno inmediato y personajes con
los que pueda identificarse. Los héroes apasionados e idealistas de la
literatura romántica son sustituidos por personajes comunes, de clase media que
viven conflictos propios de su época y con los que el lector se identifica.
El proletariado, clase social que surge con las
revoluciones industriales, aparece esporádicamente; será la novela naturalista la que
dé protagonismo a personajes de la clase obrera y refleje las situaciones
de injusticia en las que vive.
1.
Contexto histórico, social y cultural
La
época realista en Europa se inicia
con la revolución obrera de 1848. A
partir de ese momento, los movimientos
revolucionarios van adquiriendo cada vez más importancia. Por otra parte,
la burguesía consolida su poder y deriva hacia posturas cada vez más
conservadoras, lo cual provoca la aparición de gobiernos de este mismo signo.
Durante esta época se producen también transformaciones
sociales relevantes que cambian la vida de las personas, pero que crean
nuevos problemas: crecimiento de la población, concentración en núcleos
urbanos, desarrollo de la industria, el comercio, progreso técnico (nuevos
inventos: telégrafo, teléfono...)
Desde el punto de vista ideológico,
frente al idealismo de la 1ª mitad
del siglo, se desarrolla la filosofía
positivista, que defiende que el saber debe basarse en la experiencia y en
los hechos comprobables; con ello se produce un auge de las ciencias: el método experimental de Claude Bernard
aplicado a la medicina, el evolucionismo de las especies de Darwin y las leyes
de la herencia de Mendel. La literatura realista y naturalista se hace eco de
todas estas transformaciones.
El movimiento realista se
extiende rápidamente por toda Europa.
En Francia: Stendhal, Balzac y Flaubert. En Rusia: Dostoievski y Tolstoi. En Inglaterra: Dickens. Máximo representante del Naturalismo: Zola.
2.
Características del Realismo
El escritor realista vive en una sociedad en que los
valores burgueses se encuentran cada vez más consolidados. Esa sociedad será su
punto de partida, es decir, ya no huye de la realidad, sino que se propone
retratarla, frecuentemente con intención
crítica. Se suele presentar al Realismo como antítesis del Romanticismo.
Ello es inexacto; más bien el Realismo surge por evolución a partir del
Romanticismo, aunque con el tiempo se oponga a él.
El Realismo desarrolla ciertos elementos románticos:
el interés por la naturaleza, o por lo regional, lo local, lo costumbrista; y
elimina o depura otros elementos: se frena la imaginación, se rechaza la
fantasía, las explosiones del sentimiento...
ü
Se intenta reflejar la realidad con exactitud y objetividad imitando
el método científico. Para ello se fundamenta en la observación de la realidad.
Los novelistas se documentan sobre el terreno, tomando minuciosos apuntes sobre
el ambiente, las gentes, la indumentaria...
ü La
novela debe ser verosímil, debe
tener apariencia de verdadera para el lector por medio de la técnica
descriptiva. La fidelidad descriptiva
se ejerce en dos direcciones: los
ambientes y la psicología de los caracteres.
ü Se
descubren lacras de la sociedad con una actitud crítica, que responderá en cada
caso a la orientación ideológica del autor. Renace la idea de un “arte
útil”: la novela debe contribuir a la
reforma o al cambio de la sociedad, en un sentido o en otro.
ü El
novelista adopta un punto de vista
omnisciente; es decir, realiza comentarios o modifican situaciones, influyendo
en la opinión del lector. Tiene conocimiento de las actuaciones de sus
personajes: pensamientos, sentimientos…, en ocasiones el autor adopta una
actitud de “cronista” y tiende a desaparecer.
ü Predominan
los personajes que pertenecen a la burguesía.
ü Se
emplea un estilo natural, fruto de
una técnica muy depurada y se incorpora a la novela el lenguaje coloquial. Se
elimina la retórica grandilocuente de los románticos.
ü Se
pone empeño en adaptar el lenguaje a la índole
de los personajes.
3.
Características del Naturalismo
Corriente iniciada en Francia por el
novelista Émile Zola, que
pretende ser una concepción del hombre y un método para estudiar y transcribir
su comportamiento. El Naturalismo es la culminación del Realismo y se basa
principalmente en los métodos de las ciencias experimentales y en el
determinismo. Zola defiende que el novelista debe experimentar sobre los
caracteres, las pasiones o los hechos humanos y sociales como un científico, y
que el comportamiento de los personajes está condicionado por problemas físicos
y psíquicos hereditarios y sociales.
La novela naturalista tiene las siguientes
características:
ü El
materialismo: el hombre es, ante todo, un organismo,
todos sus comportamientos se explican por su fisiología. Las leyes que rigen su
organismo deben explicar las reacciones anímicas.
ü El
determinismo: el hombre no es libre porque actúa impulsado por las
presiones del medio ambiente en que vive y por el peso de la herencia.
ü La
herencia biológica le marca al
individuo su destino, determina la línea de su comportamiento.
ü Las
circunstancias sociales restringen
las opciones del hombre para orientar su vida, añadiéndose a sus
condicionamientos biológicos.
ü El
novelista debe experimentar con los personajes, situándolos en
determinadas situaciones y comprobando cómo sus actos se explican por la
influencia de la herencia y de las circunstancias.
ü Influencia de la ciencia experimental
de Claude Bernard: el novelista debe actuar como un médico con sus pacientes o
un biólogo con sus cobayas.
ü Reproduce
los ambientes más sórdidos o
desagradables de la sociedad.
ü Abundan
los personajes tarados, alcohólicos,
psicópatas, seres que obedecen, sin saberlo, a sus impulsos
hereditarios.
ü Técnica
y estilo: llevan a las máximas consecuencias los postulados de la novela
realista: dan el máximo rigor a los
métodos de la observación y la documentación. Se hace más precisa la
reproducción del lenguaje hablado.
4.
El Realismo en España
El desarrollo del Realismo español corre paralelo a la
evolución de la sociedad durante este periodo: época con graves problemas
sociales y fuertes tensiones políticas.
• Hasta 1868 la política responde a un
signo liberal moderado o conservador.
• La
revolución del 68 ,“la Gloriosa”, destrona a Isabel II y supone la victoria de
una burguesía progresista. La constitución de 1869 proclama amplias libertades
(de expresión, de enseñanza, de asociación...). provocó fuertes reacciones de
los sectores tradicionalistas (nueva guerra carlista).
• La
Restauración (restauración de la monarquía en 1875 en la persona de Alfonso
XII): se instaura un sistema político bipartidista. Basado en la alternancia
pacífica del partido conservador y liberal. Consecuencias en el terreno
ideológico: división en dos bandos: tradicionalistas (contrarios a la ideología
democrática y a las innovaciones científicas y filosóficas) y krausistas (de
ideología progresista, defiende una moral basada en la idea de humanidad y
tolerancia. Aplicaron sus ideas a la pedagogía: Institución Libre de Enseñanza,
pedagogía moderna basada en la enseñanza laica y moderna). Estas tendencias
opuestas se reflejarán en la literatura.
La fecha de 1868, en que se consolida el
predominio de la burguesía en España, puede servir (como en Francia 1848) de
punto de referencia. La consolidación del Realismo español se produce a partir
de esta fecha.
En 1870 se publica la primera novela de Galdós La Fontana de Oro, desde entonces, el
desarrollo de las nuevas corrientes narrativas será ininterrumpido y alcanzará
sus máximos frutos en los años 80 y 90.
Los factores que influyen en tal desarrollo son los
siguientes.
·
En la base está la citada evolución
interna de la sociedad.
·
La tradición costumbrista y su
desarrollo en los autores “prerrealistas”: Fernán Caballero (La Gaviota en 1849
recoge un ambiente popular andaluz, notablemente idealizado con una
sensibilidad romántica de base tradicionalista, con una leve trama argumental)
y de Pedro Antonio de Alarcón.
·
Tradición realista de la novela española
del Siglo de Oro (Cervantes, la picaresca...) donde encuentran ejemplos
eminentes para enfrentarse con la realidad.
·
Influencia de los grandes representantes
del Realismo europeo, que sirvieron como modelos de nuevos temas y nuevas
técnicas de observación de la realidad contemporánea: Balzac, Stendhal,
Flaubert, Dickens, Dostoievski, Tolstoi...
A pesar de la influencia de los escritores realistas
europeos, los autores españoles rara vez se ajustarán totalmente a los cánones
del Realismo francés o de otros países. La aplicación de esas técnicas y la
selección de los temas dependerá de la orientación ideológica del novelista:
los escritores de línea progresista llevarán más lejos el enfoque realista;
mientras que los de mentalidad tradicionalista o conservadora impondrán claros
límites al realismo, rechazando ciertos temas y ambientes que eran usuales en
los novelistas extranjeros y someterán la realidad a una mayor o menor
idealización.
ü Línea tradicionalista e idealizante: José María Pereda (enfrentamiento
entre la vida rural, idealizada, compendio de virtudes, y la vida moderna,
caracterizada por la corrupción y la impiedad) y Armando Palacio Valdés (La Aldea Perdida: estragos que
causa el progreso, añoranza por la vida campesina de antaño).
ü Línea progresista, Realismo más puro: Galdós (Primeras
novelas (hasta 1880): novelas históricas: La Fontana de Oro, El Audaz,
las dos primeras series de los Episodios Nacionales. Novelas de tesis en
las que ataca la intransigencia y el fanatismo; se enfrentan los protagonistas,
de espíritu abierto y moderno, a personajes de estrecha mentalidad
tradicionalista: Doña Perfecta, Gloria, La familia de León
Roch, Novelas españolas contemporáneas (publicadas a partir de
1881): las tesis ceden el puesto a un análisis más objetivo y exacto. Presenta
más margen para que el lector haga sus propios juicios: La desheredada, Tormento,
La de Bringas, Fortunata y Jacinta, Miau... Novelas
posteriores a 1890 : se percibe una inclinación hacia los problemas
espirituales: Ángel Guerra, Nazarí, Misericordia). Leopoldo Alas “Clarín” (La
Regenta).
ü Juan Valera ocupa una
posición muy particular, liberal en sus ideas, pero idealizante y esteticista
en sus novelas. Rechazó tajantemente los presupuestos del Realismo puro y
eliminó los aspectos más míseros y tristes de la vida: Pepita Jiménez, Juanita
la larga.
El Realismo de la narrativa española tiene un marcado carácter regionalista. Así, Pereda
sitúa sus obras en los ambientes y paisajes de Cantabria; Valera, en Andalucía;
Galdós, en Madrid; Clarín, en Asturias; Emilia Pardo Bazán, en Galicia.
5.
El Naturalismo en España
Vino acompañado de una fuerte polémica que
inició Emilia
Pardo Bazán en su
ensayo La cuestión palpitante en el que, por un lado, alaba la fuerza
creadora de Zola y lo defiende contra quienes lo acusan de “inmoral”. Pero, por
otro lado, rechaza enérgicamente el determinismo y las demás bases ideológicas
de la escuela, en nombre de una concepción cristiana. Se declara ferviente
partidaria de un realismo “nuestro”, como fórmula “más ancha y larga” que la de
Zola.
Si el Naturalismo es un sistema al que son
consustanciales el materialismo y el determinismo, apenas puede certificarse su
presencia en España. De hecho, en la narrativa española resulta difícil
distinguir entre Realismo y Naturalismo, ya que de este último sólo se
encontrarán ejemplos ocasionales en alguna novela de Galdós (La desheredada)
y en algunas páginas de Clarín. Caso aparte es el de Blasco Ibáñez, que
comparte con Zola una ideología revolucionaria, muestra cierta preocupación por
las taras hereditarias y una predilección por los ambientes sórdidos y la
crudeza de ciertos temas.
El Naturalismo francés apenas influyó más
que en las técnicas narrativas y descriptivas, así como en la presencia de
ciertas realidades en la novela. El reflejo de la miseria material y moral, la
conciencia de ciertos condicionamientos sociales, la pintura de ambientes
turbios y de situaciones escabrosas entrarán en la obra de algunos realistas
españoles. Así es, ante todo, en las novelas de Emilia Pardo Bazán: La tribuna
(refleja la vida dura de una fábrica); Los pazos de Ulloa y La madre Naturaleza
(recogen gentes y paisajes gallegos, traspasados por pasiones violentas.
Presenta la decadencia de la aristocracia gallega).
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