EL
TEATRO ROMÁNTICO
Los rasgos
del teatro romántico se reflejan en el argumento y estructura de las
obras como la de Don Juan Tenorio de José Zorrilla.
·
Acciones que
transcurren en lugares diferentes
·
Personajes
de perfil romántico.
·
Efectos
escénicos espectaculares.
·
Empleo del
verso.
Con la obra de Don Juan
podemos analizar uno de los mitos arquetípicos del romanticismo, el de
don Juan, del que se ha hecho distintas versiones a lo largo de la historia. Sobre todo hay que destacar la originalidad
del personaje basada en el amor real por doña Inés y el arrepentimiento y
salvación de su alma. El personaje pone de
manifiesto la rebeldía, no se somete a regla, ni ley alguna, ni humana ni divina. También se evidencia su valor con algo de
inconsciencia, sus dotes para seducir y engañar a todo tipo de mujeres, sean de
la condición social que sean. Las palabras
de don Juan se relacionan con uno de los rasgos más importantes del
romanticismo: la rebeldía frente a la sociedad y los códigos establecidos.
DON JUAN TENORIO
La producción teatral de José Zorrilla (1817-1893) fue
extensa e inspirada en el teatro del Siglo de Oro. Pero, sin lugar a dudas, su
obra dramática más popular es Don Juan Tenorio, drama romántico
estrenado en 1844 con gran éxito.
. Influencias y repercusión de la obra.-
Para la creación de su don Juan, Zorrilla se basa en un
personaje ya existente en la literatura, el personaje de don Juan
presente en las obras de El burlador de Sevilla de Tirso de
Molina y No hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla de
Antonio Zamora. En estas obras, don Juan es un seductor, un pecador que
es capaz hasta de retar a los muertos y al final es condenado por sus pecados.
La novedad en la obra de Zorrilla y una de
las claves de su éxito es el personaje de doña Inés, ángel de amor que hace
posible la salvación de un libertino. También el ritmo ágil, la versificación
variada hace que estos versos hallan gozado de gran aceptación popular y que
esta obra se siga representando todos los años el 31 de octubre, víspera de
Todos los Santos, con gran éxito de público.
. Características del Romanticismo de Don
Juan Tenorio.-
a) Temas -
El tema fundamental de la obra, la salvación de un
pecador por el amor de la mujer, es plenamente romántico. Don Juan es un
libertino, un seductor de mujeres, pendenciero, desafiante y hasta irreverente
con los muertos. Pero en su camino se va a encontrar un alma pura, la de doña
Inés. Doña Inés es la primera mujer que don Juan ama de verdad y este amor
va hacer posible la transformación espiritual del pecador, que de la mano del
espectro de doña Inés conseguirá salvarse de la condenación eterna.
La obra se estructura en dos partes:
En la primera parte podemos encontrar una
ambientación romántica: el misterio inicial del héroe, el uso de antifaces, los
personajes embozados, las peleas callejeras, el misterio de las calles
sevillanas, el rapto de doña Inés… En esta primera parte, todo es movimiento,
dinamismo y acción.
La segunda parte se produce cinco años después en un
espacio sepulcral, donde están enterrados el Comendador y doña Inés. El
Comendador, padre de doña Inés, murió a manos de don Juan y doña Inés murió de
pena. Don Juan, convida a cenar a la estatua del Comendador y ésta responde y
convida a don Juan. El tema de la muerte, el mundo de ultratumba, el entorno
misterioso y sepulcral, la cena macabra… son los ingredientes románticos
más destacados. El ritmo es más lento y meditabundo en armonía con el conflicto
interior del protagonista.
El final de la obra no puede ser más romántico: el
arrepentimiento del pecador por la intercesión de doña Inés y la apoteosis
final del amor.
b) Los personajes principales -
Don Juan es el típico personaje romántico.
Es impetuoso, arrollador, rebelde, arrogante, burlador, asesino y ante
todo, seductor. Tiene una personalidad fogosa y violenta, con marcado
satanismo. Este carácter va a transformarse gracias a un alma pura, la de doña
Inés. Don Juan se enamora de doña Inés, de su pureza y su amor se volverá
sincero y su alma se salvará gracias a ella.
Doña Inés es ingenua, sencilla y simboliza la
fuerza del amor sincero. Es el ideal romántico de la mujer pura, dulce,
inocente que consigue transformar al pecador y salvarle por amor.
c) Los elementos formales -
En la obra de Don Juan Tenorio apreciamos
una ruptura con las reglas neoclásicas, imponiéndose la libertad de creación.
La obra no respeta la unidad de acción, se desarrolla en distintos lugares y
hay un transcurso temporal de cinco años entre las dos partes.
Además, Zorrilla utiliza un lenguaje grandilocuente y retórico. El empleo de la polimetría, con versos en rima consonante de gran sonoridad, pegadizos y fáciles de aprender, han contribuido a la gran popularidad de esta obra. A continuación tenéis algunos de los pasajes más conocidos del Don Juan Tenorio:
Además, Zorrilla utiliza un lenguaje grandilocuente y retórico. El empleo de la polimetría, con versos en rima consonante de gran sonoridad, pegadizos y fáciles de aprender, han contribuido a la gran popularidad de esta obra. A continuación tenéis algunos de los pasajes más conocidos del Don Juan Tenorio:
DON JUAN
Por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé
yo los claustros escalé
y
en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
DON JUAN
¡Oh! Sí,
bellísima Inés,
espejo y luz de mis ojos,
escucharme sin enojos
como lo haces, amor es;
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.
espejo y luz de mis ojos,
escucharme sin enojos
como lo haces, amor es;
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.
INÉS
Fantasmas, desvaneceos:
su fe nos salva..., volveos
a vuestros sepulcros, pues.
La voluntad de Dios es:
de mi alma con la amargura
purifiqué su alma impura,
y Dios concedió en mi afán
la salvación de don Juan
al pie de la sepultura.
Fantasmas, desvaneceos:
su fe nos salva..., volveos
a vuestros sepulcros, pues.
La voluntad de Dios es:
de mi alma con la amargura
purifiqué su alma impura,
y Dios concedió en mi afán
la salvación de don Juan
al pie de la sepultura.
DON JUAN. ¡Inés de mi corazón!
INÉS
Yo mi alma he dado por ti,
y Dios te otorga por mí
tu dudosa salvación.
Misterio es que en
comprensión
no cabe de criatura:
y sólo en vida más pura
los justos comprenderán
que el amor salvó a don Juan
al pie de la sepultura.
(Ábrese la puerta con estrépito, después de
varios golpes en ella, y entra el MARQUÉS, en bata y gorro, con un espadín
desnudo en la mano, y detrás, dos criados mayores con luces)
Marqués.- (Furioso) ¡Vil
seductor!… ¡Hija infame!
Doña Leonor.-(Arrojándose a los
pies de su padre) ¡Padre! ¡Padre!
Marqués.- No soy tu padre…
Aparta… y tú, vil advenedizo…
Don Álvaro.- Vuestra hija es
inocente… Yo soy el culpado… Atravesadme el pecho. (Hinca una rodilla.)
Marqués.- Tu actitud
suplicante manifiesta lo bajo de tu condición…
Don Álvaro.- (Levantándose)
¡Señor marqués!… ¡Señor marqués!…
Marqués.- (A su hija) Quita,
mujer inicua. (A Curra, que le sujeta el brazo) y tú infeliz, ¿osas tocar a tu
señor? (A los criados) Ea, echaos sobre ese infame, sujetadle, atadle…
Don Álvaro.- (Con dignidad.)
Desgraciado del que me pierda el respeto. (Saca una pistola y la monta).
Doña Leonor.- (Corriendo hacia
Don Álvaro) ¡Don ÁIvaro!… ¿Qué vais a hacer?
Marqués.- Echaos sobre él al
punto.
Don Álvaro.- ¡Ay de vuestros criados
si se mueven! Vos sólo tenéis derecho para atravesarme el corazón.
Marqués.- ¿Tú morir a manos
de un caballero? No; morirás a las del verdugo.
Don Álvaro.- ¡Señor marqués de
Calatrava! Mas, ¡ah!, no; tenéis derecho para todo… Vuestra hija es inocente…
Tan pura como el aliento de los ángeles que rodean el trono del Altísimo. La
sospecha a que puede dar origen mi presencia aquí a tales horas concluya con mi
muerte, salga envolviendo mi cadáver como si fuera mi mortaja… Sí, debo morir…
, pero a vuestras manos. (Pone una rodilla en tierra) Espero resignado el
golpe; no lo resistiré; ya me tenéis desarmado. (Tira la pistola, que al dar en
tierra se dispara y hiere al Marqués, que cae moribundo en los brazos de su
hija y de los criados, dando un alarido)
Marqués. – ¡Muerto soy!… ¡Ay
de mí!…
Don Álvaro.- ¡Dios mío! ¡Arma
funesta! ¡Noche terrible!
Doña Leonor.- ¡Padre, padre!
Marqués.- Aparta; sacadme de
aquí…, donde muera sin que esta vil me contamine con tal nombre…
Duque de Rivas: Don
Álvaro o la fuerza del sino
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